Un grito de entusiasmo AHA (el grito de guerra)

Mientras se jugaba los 20 minutos decisivos, que llevarían al equipo a la clasificación de la ronda final, otra compulsa se daba en las tribunas, el apoyo era ferviente, se tenía que ganar, todos compartían la emoción, esa efusión que dan sólo las victorias, años anteriores ya se había coqueteado con la clasificación, pero el destino nos había dejado sin la posibilidad de acariciar un trofeo, y esa tarde se ganó y ya sólo quedaba ganar el título, abrazar esa copa por lo menos una vez… Hecho que finalmente sucedió, pero dos años más tarde, sin embargo lo que si pasó esa tarde de 1989 iba a ser otro triunfo.
La muchachada del Colegio suspendió clases y como decíamos todos nos «fuimos en patota» para el match, ni el más atrevido de los alumnos se desvió para otro lado, el juego que se daría en las tribunas sería tan importante como el que se daría en la lona principal del recinto más importante de la ciudad, el coliseo cerrado.

Las barras hacían el coro acostumbrado, y nadie se imaginaba que dentro de esa locura efusiva y la emoción iba a gestarse un grito que se convertiría en un himno.
Esa picardía y originalidad de un «hacer algo diferente» estaba gestándose y pronto saldría a la luz
Después de varios intentos la tribuna coreaba una y otra vez cánticos nuevos, y entre risas avergonzadas, un gran amigo (Mauricio Beramendi) y compañero que luego sería recordado por la historia daría forma al grito de guerra que nació con galantería y gallardía y que al apagarse la euforia en las siguientes generaciones, quedó también en el letargo de un sueño, aún recordado pero sin ser olvidado.

Se jugó la final contra Hugo Dávila, un rival que llegaba con peso y trayectoria ante un equipo que seguía siendo un benjamín, pero que al disputar esa final demostró que estaba a la altura, grande 6 de Junio, se sufrió mucho pues la pelota no entraba, giro en el aro un par de veces y fuimos derrotados por un punto, sin embargo el grito de guerra quedaría en la memoria de quienes estuvieron presentes, Así nació el AHA.

Dos años más tarde el destino y la justicia llegaron, nuevamente enfrentados con Hugo Dávila en cuartos de final, se los dejó en el camino, luego se jugó la semifinal con San Calixto a quien se lo eliminó también.
Cada partido fue vibrante y en todos se coreó el grito de guerra hasta acallar al contrincante porque la originalidad iba más allá que los gritos de siempre, y siguió siendo coreado hasta alcanzar la victoria de esa final de 1991 frente a San Ignacio.

Sin ser considerado un colegio tradicional que lleva los años y los pesos como Hugo Dávila, Ayacucho o Ingavi, entre los colegios fiscales, San Ignacio, San Calixto entre los privados, 6 de Junio consiguió que hasta estos de peso pesado tuvieran que esforzarse ante un grupo que lo dejó todo en la cancha…

Nos dimos paso entre aquellos que les pesa la tradición o la costumbre de siempre de verse victoriosos, aplacamos orgullos y bajamos el humo a quienes decían que venían a darnos una paliza, por eso recordamos a ese himno que en su sencillez expresa lo que somos, Junistas de corazón que al grito dicen:

Si al 6 de Junio quieres ganar
AHA
Mucho tendrás que luchar
AHA
Nunca
NUNCA
Deben
DEBEN
NUNCA NOS PODRÁN GANAR
AHA

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